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La Resurrección. (c. 1715-1716), óleo de Sebastiano Ricci (Public Domain)

Entre herejías y verdades: La reencarnación que la iglesia No quería que conociéramos

¿Es posible que los cristianos primitivos creyeran en la reencarnación? Aunque hay quien podría considerar esta hipótesis como algo increíble, diversas fuentes cristianas (entre ellas la Biblia) sugieren que muchos siglos atrás era habitual entre los cristianos creer que no veníamos a la Tierra una sola vez, sino varias.

En 1945, un equipo de investigadores descubrió una serie de antiguos textos judeocristianos. Dos años más tarde, el mundo oyó hablar por primera vez de los Manuscritos el Mar Muerto, un descubrimiento que cambiaría la historia de la Biblia y del cristianismo. Los cristianos primitivos y algunos judíos seguían las enseñanzas de Jesús, entre ellas la doctrina de la resurrección. Podemos encontrar varios ejemplos de ello en los antiguos textos bíblicos.

 

 

Los manuscritos más antiguos nos hablan de dos conceptos de resurrección: espiritual y corporal. El renacimiento espiritual, obra del Espíritu Santo, también es considerado a menudo un nuevo nacimiento. La resurrección corporal del ser humano, por su parte, podría ser asimismo considerada una forma de reencarnación. Según uno de los primeros y más importantes padres de la Iglesia Ortodoxa, Orígenes de Alejandría (185 d. C. – 254 d. C.), el alma ya existe antes del nacimiento. Orígenes sugería que la preexistencia del alma era un concepto que ya aparecía en las escrituras hebreas y en las enseñanzas de Jesús.

El Espíritu Santo, bajo la forma de una paloma, desciende sobre la Sagrada Familia bajo la atenta mirada de Dios Padre y los ángeles, ‘Las dos Trinidades (1679-80), óleo de Bartolomé Esteban Murillo. (Public Domain)

El Espíritu Santo, bajo la forma de una paloma, desciende sobre la Sagrada Familia bajo la atenta mirada de Dios Padre y los ángeles, ‘Las dos Trinidades (1679-80), óleo de Bartolomé Esteban Murillo. (Public Domain)

Además, los escritos de Clemente de Alejandría, discípulo del apóstol Pedro, sugieren que su maestro recibió algunas enseñanzas secretas de Jesús. Una de ellas tenía relación con el concepto de renacimiento físico y espiritual. Estas enseñanzas secretas parecen confirmarse en algunos pasajes de la Biblia. Hay un fragmento de los Evangelios que sugiere que Jesús conocía la teoría de la reencarnación y las vidas pasadas, cuando alguien de entre la multitud le pregunta: “Ellos entonces le dijeron: ‘¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.’ Jesús les respondió: ‘En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo’” (Juan 6,30-32)

En la cita anterior, Jesús no se refiere a los padres de sus interlocutores, sino que dice en segunda persona “os dio el pan del cielo”, lo que implica que en el relato están incluidos todos los presentes. En Deuteronomio 18,15, dice Moisés: “Yahveh tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis.”

Nuevamente, Moisés no dice “a quien escucharán vuestros hijos”, sino “a quien escucharéis”, lo que indica que será la misma gente a la que está hablando la que verá y escuchará al Mesías. Según muchos estudiosos de la Biblia, existen muchos ejemplos que invitan a creer que la reencarnación era una idea conocida y plenamente aceptada por los primeros cristianos.

Moisés aleccionando al pueblo de Israel (Public Domain)

Moisés aleccionando al pueblo de Israel (Public Domain)

Importantes modificaciones medievales

A principios de la Edad Media, las doctrinas de la preexistencia del alma y la reencarnación únicamente eran conocidas como enseñanzas secretas de Jesús. En el año 553 d. C., sin embargo, esta creencia fue declarada herejía en el Segundo Concilio de Constantinopla. La Iglesia de Roma decidió entonces destruir todos aquellos escritos que enseñaban esta doctrina. La fe católica y la fuente de ingresos de los sacerdotes podrían haberse visto en peligro en caso de que la gente creyera que volvería a la vida una y otra vez. Este antiguo conocimiento siguió el mismo destino que numerosos libros y escritos de autores precristianos. Los obispos temían a una doctrina capaz de demostrar que la institución eclesiástica no era la única opción que tenía la gente para acceder a la “vida eterna”.

En la época medieval, la pujante religión cristiana se enfrentó con nuevos e inesperados problemas. Con el aumento del número de sacerdotes, obispos, parroquias e iglesias, la nueva estructura religiosa necesitaba más dinero. Debido a esta necesidad, la Iglesia inventó el celibato, para heredar de este modo todo aquello que hubiese pertenecido a los sacerdotes en vida.

Pero la cosa no acabó ahí. Las autoridades eclesiásticas decidieron inventar consecuencias aún más terribles para los creyentes cristianos si no hacían lo que los obispos esperaban de ellos. En los antiguos escritos no hay nada que dé a entender que la gente debía pedirle al sacerdote que intercediera por ellos para el perdón de sus pecados… ni siquiera de la existencia de un lugar llamado Infierno, al que irían a parar después de la muerte aquellos que desobedecieron las leyes de Dios.  

El Infierno, tal y como aparece representado en un fresco de la iglesia de San Nicolás de la población de Raduil, Bulgaria. (Edal Anton Lefterov/CC BY SA 3.0)

El Infierno, tal y como aparece representado en un fresco de la iglesia de San Nicolás de la población de Raduil, Bulgaria. (Edal Anton Lefterov/CC BY SA 3.0)

Otra cuestión que hizo a la Iglesia aún más reticente a consentir la creencia en la reencarnación estaba relacionada con las Cruzadas. Durante las Cruzadas, la gente ofrecía todas sus pertenencias a la Iglesia para luchar en nombre de Jesús. Estos fervientes combatientes podrían haberse mostrado más reacios a dar la vida por su religión si hubieran creído que renacerían en el futuro.

Cuando la Inquisición empezó a ejecutar gente por crímenes de herejía, brujería y similares, la religiosa sociedad de la época guardó silencio. Aunque estaban perdiendo a sus vecinos, amigos y familiares, los cristianos creían que era necesario estar de parte de la Iglesia y la Inquisición si querían ir al cielo después de la muerte. Si hubieran creído en la doctrina del karma y la reencarnación nunca hubieran permitido a las autoridades inquisitoriales provocar tantos sufrimientos.

Alegoría de la inmortalidad. (Gnostic Warrior)

Alegoría de la inmortalidad. (Gnostic Warrior)

La visión actual de la Iglesia sobre la reencarnación

En la actualidad, algunas iglesias cristianas consideran la posibilidad de que la reencarnación sea un hecho. Una de las organizaciones más tolerantes en este sentido parece ser la Iglesia Católica de los Estados Unidos. Sin embargo, la creencia en la reencarnación es aún más aplicable al budismo o incluso a los seguidores de la Nueva Era. La idea de la reencarnación nunca ha sido plenamente aceptada por la Iglesia Católica. De consentir una creencia así, la Iglesia echaría por tierra la doctrina que ha creado durante siglos. Esta creencia podría, no obstante, no destruir por completo el cristianismo, sino devolverle a sus orígenes, a la época anterior a las reformas que la Iglesia llevó a cabo en el pasado. Pero mientras la gente siga creyendo que solo Dios puede castigar el mal, la Iglesia no verá la necesidad de aplicar la ley impersonal del karma y otras lecciones que enseña la doctrina de la reencarnación.

Reencarnación. (Himalayan Academy)

Reencarnación. (Himalayan Academy)

Imagen de portada: La Resurrección. (c. 1715-1716), óleo de Sebastiano Ricci (Public Domain)

Artículo actualizado en Enero 2024.

Autor Natalia Klimczak

Referencias

‘Reincarnation in the Bible’, Kevin Williams, disponible en: https://www.near-death.com/reincarnation/history/bible.html

‘May a Christian Believe in Reincarnation?’, Abbot George Burke: https://ocoy.org/original-christianity/may-a-christian-believe-in-reincarnation/

‘Reincarnation and Christianity’, disponible en: https://www.comparativereligion.com/reincarnation3.html

‘Christians and reincarnation’, disponible en: https://americamagazine.org/issue/christians-and-reincarnation

Natalia Klimczak

Natalia es historiadora, periodista y escritora y actualmente tiene un Ph.D. en la Facultad de Idiomas de la Universidad de Gdansk. Natalia realiza investigaciones en Narratología, Historiografía, Historia de Galicia (España) e Historia Antigua de Egipto, Roma y Celtas. Es... Lee mas

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Imagen de JRPENELA
"Sí, os digo, es más que un profeta. Este es de quien está escrito: <Mira, yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará tu camino ante ti>. Os digo la verdad, entre los nacidos de mujer no ha surgido uno más grande que Juan, el Bautista. Pero el menor en el reino de los cielos es mayor que él. Y si queréis admitirlo, él es Elías que ha vuelto. Quien tenga oídos para oír que oiga”. Mateo-11/10-15. También lo que nos transmite Diógenes Laercio en su Vidas de famosos filósofos griegos. "Heráclides Póntico refiere que Pitágoras decía sobre sí mismo que en otro tiempo había sido Etálides, el argonauta, seguidor de Mercurio. Que el propio Mercurio le había dicho que podía pedirle lo que quisiese, excepto la inmortalidad. Que le pidió que, vivo o muerto, retuviese en la memoria cuanto sucediese. Así que mientras vivió, recordó todo y después de muerto conservó la misma memoria. Que tiempo después de muerto, pasó al cuerpo de Euforbo, héroe troyano que hirió a Patroclo antes de que lo matase Héctor. En la lucha por el cadáver del mismo, resultó muerto por Menelao y este se quedó su escudo. Tras morir Euforbo pasó al alma de Hermótimo, un filósofo de Clazómenas y luego en la branquida, entró en el templo de Apolo y señaló su escudo (que ya estaba podrido y solo conservaba la cara de marfil), consagrado por Menelao a su vuelta de Troya. Que muerto Hermótimo pasó a Pirro, pescador delio y que se acordó de todo de nuevo: que había sido Etálies, luego Euforbo, después Hermótimo y seguidamente Pirro. Tras fallecer vino a ser Pitágoras y recordaba cuanto se ha expuesto”.

J.R.PENELA

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