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Foto tomada en el interior de la Cueva Lovelock, Nevada, 2013.

La cueva Lovelock: ¿Historia de gigantes o un gigantesco cuento?

Los Paiutes, una tribu indígena americana nativa de la zona de Nevada, posee una tradición oral que relataron a los antiguos colonos blancos sobre una raza de gigantes pelirrojos, blancos o 'bárbaros' que sus antepasados conocían como los "Si-Te-Cah" y que habitaban en una antigua cueva conocida como Lovelock. Dicha historia fue escrita en 1882 por Sarah Winnemucca Hopkins, hija de un jefe indio Paiute en su libro Life Among the Paiutes: Wrongs and Claims ("La Vida entre los Paiutes: Agravios y Reivindicaciones”). Estos "gigantes" fueron descritos como seres sanguinarios, hostiles y caníbales. En este relato, los Paiutes narran  una gran batalla, ocurrida en el lugar conocido actualmente como la Cueva de Lovelock, que condujo a su exterminio. A principios del siglo XX los arqueólogos encontraron miles de objetos dentro de la cueva dando pie a una prolongada excavación y a especulaciones sobre la posibilidad de que la Leyenda Paiute fuese real.

 

 

Sarah Winnemucca, Paiute escritora y conferenciante, junto a su padre Poito Winnemucca, Jefe de los Paiutes de Nevada. Circa 1882. (Wikimedia Commons)

"Si-Te-Cah" o Saiduka se traduce literalmente  como "comedores de tule" en la lengua de los Paiutes del Norte. El tule es una planta acuática fibrosa que, según la leyenda, los gigantes tejían para construir balsas y evitar así los ataques de los Paiutes. Los Si-Te-Cah empleaban las balsas para navegar a través de lo que entonces era el Lago Lahontan: un antiguo lago que durante la última era glacial cubría la mayor parte de Nevada del Norte. Como narra el relato Paiute, tras años de continuos enfrentamientos, todas las tribus del área se unieron  para librarse de los Si-Te-Cah. Un día, cuando las tribus perseguían a los últimos gigantes pelirrojos, estos se refugiaron en una cueva. Los Paiutes exigieron a sus enemigos que saliesen de la cueva y luchasen, pero los gigantes se negaron. Las tribus aliadas respondieron lanzándoles flechas y prendiendo una gran hoguera en la entrada de la cueva. El humo ahuyentó a unos pocos gigantes que murieron acribillados por las flechas mientras que el resto pereció asfixiado o quemado vivo. Con el tiempo, la entrada a la cueva se derrumbaría haciéndola accesible sólo para los murciélagos y alejando de ella toda presencia humana.

La Cueva Lovelock, conocida también como la Cueva del Murciélago, la Cueva de la Herradura, la Cueva del Guano del Ocaso y la Cueva India se localiza 20 millas al sur del moderno Lovelock, en Nevada. Se trata de una cueva muy antigua, anterior a la presencia humana sobre el continente, que en la prehistoria se ubicaba en las profundidades del Lago Lahontan. En 1886, un ingeniero de minas de Lovelock llamado John T. Reid decidió buscar el lugar tras escuchar la leyenda contada por los indios de la zona y demostrar, así, su existencia. Reid fracasó a la hora de adquirir el lugar para realizar una excavación arqueológica, pero dos mineros, James Hart y David Pugh, descubrieron la importancia del guano como ingrediente para la pólvora y crearon una compañía para empezar a explotarlo en 1911.

Extrajeron de la cueva una capa de guano de tres a seis pies de hondo, usando tan sólo pico y pala, y prestando escasa atención a las piezas arqueológicas allí presentes. Finalmente acabaron vendiendo unas 250 toneladas de todo ello a la Empresa de Fertilizantes Hawaiana con sede en San Francisco.

Exterior de la Cueva Lovelock (Wikimedia Commons)

Alfred Kroeber, fundador del Departamento de Antropología de la Universidad de California se puso en contacto con Hart y Pugh cuando informaron del hallazgo de objetos prehistóricos. Esto impulsó la primera excavación arqueológica de Lovelock en 1912, dirigida por L.L.Loud, también de la Universidad de California. Una segunda excavación se llevó a cabo en 1924 y tras ellas Loud elaboró un informe que fue publicado en 1929.  Puede afirmarse que todo lo encontrado y descrito por L.L. Loud fue, cuando menos, asombroso. Aproximadamente 10.000 piezas arqueológicas fueron catalogadas incluyendo herramientas, huesos, cestas y armas. Según el informe, 60 momias de altura media fueron desenterradas. Asimismo fueron hallados algunos de los señuelos de pato más antiguos conocidos (aún con plumas en ellos) y una sandalia de más de 15 pulgadas de largo. También fue desenterrada una piedra de forma circular con 365 muescas talladas en su parte exterior y otras 52 en su cara interna, que algunos científicos creen que se trata de un calendario. Los datos más interesantes los aportan las distintas dataciones realizadas por medio del carbono 14. Así, las pruebas  realizadas sobre la materia vegetal allí encontrada la fechan hacia el año 2030 a. C.; un fémur humano parece ser del 1450 a. C.; los estudios sobre el tejido muscular humano hallado lo datan en el 1420 a.C., y la cestería se remontaría al 1218 a.C. Los arqueólogos concluyeron que la ocupación humana de la Cueva de Lovelock por parte de esta cultura, debió comenzar hacia el año 1500 a.C. Los antropólogos actuales denominan a los pueblos que vivieron en dicha área por aquel entonces como  la "Cultura Lovelock" y se cree que permanecieron en el lugar durante unos 3000 años. Muchos de esos arqueólogos creen que la Cultura Lovelock fue desplazada posteriormente por los Paiutes del Norte.

Fotografía de sendos señuelos de pato datados entre los años 400 a.C. - 100 d. C., expuestos en el Museo Nacional del Indio Americano del Smithsonian Institute. (Cortesía de Ernest/Amoroso.)

Hay cierta controversia acerca de la veracidad de los testimonios que aseguran la existencia de los Gigantes de Lovelock. Durante las excavaciones iniciales se informó del hallazgo de restos momificados pertenecientes a dos gigantes pelirrojos—uno de ellos una mujer de unos 2 metros de estatura y el otro perteneciente a un hombre de más de 2,40 metros de alto. Pero de todo ello no nos ha llegado prueba alguna. En el libro de Sarah Winnemucca Hopkins, Life Among the Piutes: Their Wrongs and Claims, no se mencionan gigantes, sino que se refieren a ellos como “bárbaros”. Los escépticos afirman que la contaminación química de los cadáveres posterior al enterramiento fue la causa más probable por la que las momias tenían el pelo rojo y no negro, como la mayor parte de los Indios de la zona. Un estudio realizado en la Universidad de Nevada indica que la estatura de los “gigantes” era de poco más de 1,80 metros y no de 2,40 como se había afirmado en el pasado.

Imagen de los Nativos combatiendo a los Gigantes de Pelo Rojo en la Cueva de Lovelock, Nevada. (bibliotecapleyades.net)

Para otros, el hallazgo de sandalias de casi 40 cm de longitud en la Cueva de Lovelock es prueba suficiente de que el relato Paiute es real. En un artículo publicado en la Revista Minera de Nevada en 1931, en febrero y junio del mismo año se tuvo noticia del descubrimiento de dos esqueletos de gran tamaño en el lecho del lago seco de Humboldt, cerca de Lovelock, Nevada. Uno de ellos medía más de dos metros y medio de alto y más tarde se explicó que estaba envuelto en un tejido cubierto de una sustancia resinosa, de manera similar a las momias egipcias. La estatura del otro individuo superaba supuestamente los tres metros. Algunas otras pruebas de la existencia de los Gigantes de Lovelock incluyen una colección de imágenes que muestran la huella de una mano de tamaño doble al la de un hombre normal grabado sobre la pared rocosa de la cueva, publicadas por los investigadores del Bigfoot MK Davis y Don Monroe en el 2013. A lo largo de la frontera entre Perú y Bolivia se han hallado calaveras cerca del Lago Titicaca que se afirmaba pertenecían a gigantes de pelo rojizo y cráneos alargadas. Las leyendas narran que los indios Uros construían barcas con juncos y vivían en islas del Lago Titicaca del mismo modo que los Paiute. Aparentemente los Incas les empujaron a vivir de esta manera de la misma forma que los ancestros de los Paiutes aparentemente hicieron con los gigantes en el lago Lahontan.

A día de hoy, muchos de los objetos originales hallados en Lovelock (pero no gigantes) pueden ser contemplados en un pequeño museo de historia natural ubicado en Winnemucca, Nevada. El Museo Smithsonian de Washington D. C. alberga algunas piezas como los señuelos de pato mientras que los restos óseos y la cestería pertenecen al Museo del Estado de Nevada. El lugar es significativo desde un punto de vista arqueológico ya que es un buen ejemplo de la aparición de pruebas que, tras ser científicamente analizadas, confirmaron la leyenda que los ancianos Paiutes contaban a sus nietos durante años, aún sin confirmarse con exactitud la totalidad de la historia. El Museo de Antropología de Phoebe A. Hearst de la Universidad de California publicó un artículo sobre la cueva de Lovelock en el 2005 que decía así: “Este lugar ha sido ampliamente expoliado y gran parte de su material ha quedado en manos de coleccionistas privados. La Cueva de Lovelock, a pesar de la degradación que ha sufrido durante años, es uno de los más importantes yacimientos en la historia de la arqueología norteamericana”. La Cueva de Lovelock fue nombrada oficialmente enclave histórico en 1984.

Imagen de portada: Foto tomada en el interior de la Cueva Lovelock, Nevada, 2013. (Wikimedia Commons)

Autor Bryan Hilliard

Imagen de Bryan Hilliard

Bryan Hilliard

Bryan se graduó con una licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de Suffolk y tiene experiencia como voluntario en museos, de trabajo con grupos de niños en el Museo de la Ciencia y en el Servicio de Parques... Lee mas
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