Categorías  
Portada - La Visita de la Reina de Saba al Rey Salomón, obra de Edward Poynter, 1890 (Wikimedia Commons).

La Mina de Oro Etíope que pudo haber Suministrado sus Riquezas a la Reina de Saba

¿Se ha preguntado en algún momento dónde conseguía su oro la reina de Saba? En el año 2012, en el curso de unas excavaciones en Etiopía, un equipo de arqueólogos británicos puede haber hallado la respuesta.

La reina de Saba es famosa en la leyenda Bíblica como la soberana que visitó Jerusalén cargada de oro para impresionar al rey Salomón. Poco más se sabe sobre ella pero el relato de su historia de amor con el rey Salomón inspiró siglos más tarde la literatura mística medieval, en la que es descrita como poseedora de sabiduría divina. También ha sido representada en el arte turco y persa, y aparece en el oratorio de Händel Salomón. Del mismo modo se la menciona en diversos tratados de Cábala y su historia acabó inspirando incluso películas de Hollywood, como Salomón y la reina de Saba de 1959. La leyenda afirma que retó al rey planteándole acertijos y que él a cambio la cortejó. Su hijo, Menelik, fue el ancestro de los reyes de Abisinia.

 

 

Saba fue un antiguo reino que existió realmente en el siglo VIII a. C. Pervivió durante unos mil años, y abarcaba el territorio de lo que son en la actualidad Etiopía y Yemen. Este reino comerciaba con incienso y prosperó gracias a sus vínculos con Jerusalén y el Imperio Romano. Su famosa reina es mencionada tanto en el Corán como en la Biblia, que narra cómo la reina de Saba llegó a Jerusalén “con un gran séquito, con camellos cargados de especias, y mucho oro y piedras preciosas… A continuación dio al rey 120 talentos de oro y una gran cantidad de especias.”

La Llegada de la Reina de Saba por Apollonio di Giovanni (Wikimedia Commons)

La Llegada de la Reina de Saba por Apollonio di Giovanni (Wikimedia Commons). Nota: La representación gráfica de la reina de Saba y su séquito puede no ser exacta en lo referente a su raza.

Las historias bíblicas de la reina de Saba fueron escritas en la Edad del Hierro. Varios personajes de la Biblia son denominados Sheba (Saba), siendo uno de ellos descendiente del hijo de Noé, Sem. Sin embargo, el nombre “Sheba” deriva del árabe “Shaba”, tambien conocido como reino Sabeo. La historia de su famosa reina aparece en el libro bíblico de los Reyes. Su capital era la ciudad de Marib, pero este reino decayó tras una larga guerra civil entre las numerosas dinastías que aspiraban al trono.

En el año 2012, un equipo de arqueólogos británicos descubrió una inmensa mina de oro en el norte de Etiopía, además de un campo de batalla cercano y las ruinas de un templo. El yacimiento se localiza en la parte alta de la meseta de Geralta y los arqueólogos ya sabían que este territorio había formado parte en el pasado del reino de Saba gracias al descubrimiento de una estela de piedra de 20 pies (6 metros) grabada con la imagen del sol y la luna creciente – el emblema de Saba.

Paisaje del Macizo de Geralta, en la región de Tigray, Etiopía (Wikimedia Commons)

Paisaje del Macizo de Geralta, en la región de Tigray, Etiopía (Wikimedia Commons)

“Una de las cosas que siempre me ha encantado de la arqueología es la forma en que se conecta con mitos y leyendas” declaró la arqueóloga Louise Schofield a The Guardian poco después del descubrimiento. “El hecho de que podamos haber descubierto las minas de oro de la reina de Saba es algo extraordinario.”

A pesar de haber sido advertida de que en la roca habitaba una enorme cobra, Schofield se arrastró por debajo de ella, y descubrió allí una inscripción en sabeano, el antiguo lenguaje que hablaba la mismísima reina de Saba. En un montículo cercano, los arqueólogos también hallaron las ruinas de un antiguo templo que pudo haber estado dedicado a la deidad lunar de Sheba. El equipo descubrió además huesos humanos en un yacimiento cercano que había sido un antiguo campo de batalla.

Se cree que la antigua mina perteneció en el pasado a la reina de Saba. Estaba situada en la cima de una colina y se accedía a ella a través de un pozo cuya abertura estaba a unos 4 pies (1,20 metros) por debajo de la superficie. Los arqueólogos encontraron un cráneo humano en la entrada, en el que aún eran visibles las marcas dejadas por un objeto punzante.

Sin duda esta mina pudo abastecer en el pasado la cámara del tesoro de la reina de Saba.

Imagen de portada: La Visita de la Reina de Saba al Rey Salomón, obra de Edward Poynter, 1890, Galería de Arte de Nueva Gales del Sur (Wikimedia Commons)

Autor: Robin Whitlock

Traducción: Rafa García

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

Robin Whitlock

Siguiente Artículo