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portada: Fotografía de algunas de las cabezas que decoran los muros internos del Templo Semisubterráneo de Tiahuanaco (Wikimedia Commons)

La misteriosa Tiahuanaco: ¿Una ciudad construida por gigantes? – Parte II

Leer Parte I

Si existiera un emblema de Tiahuanaco, éste vendría a ser su famosa e impactante Puerta del Sol.  Se piensa que esta gigantesca puerta formaba parte de una estructura mayor y tal vez se tratase de la puerta de entrada al complejo de Puma Punku, fuera del centro urbano. La grieta que puede observarse en su esquina superior derecha se supone que fue obra de un rayo. Sin embargo, las leyendas cuentan que fue obra de los gigantes creados por el dios blanco y barbudo Viracocha  y que habrían construido Tiahuanaco en un solo día. Estos gigantes, al colocar la Puerta del Sol en su ubicación actual, la habrían dejado caer de golpe y de ahí que se agrietase. La Puerta del Sol es uno de los muchos monumentos que los habitantes de la ciudad dejaron inacabados, como si hubiesen desaparecido de pronto, sin saber por qué y sin una razón concreta para ello. Tallada en un único bloque de andesita, cuenta en su parte superior con un gran relieve del “Dios de los báculos”, dios que habría surgido de las aguas del Lago Titicaca para crear a los hombres, al Sol, la Luna y todas las cosas para desaparecer luego en el mar, convertido en un barbudo anciano. Un dios que bien podría tratarse de un antecedente del posterior Viracocha inca. La Puerta del Sol, según dataciones, fue esculpida en el siglo X, mide 3x3 metros y pesa alrededor de 10 toneladas. También existe una Puerta de la Luna en Tiahuanaco. Menor que la del Sol, mide 2,23 metros y de la misma forma, fue tallada de un único bloque de andesita.

 

 

La Puerta del Sol fotografiada en 1877 (Wikimedia Commons)

La Puerta del Sol fotografiada en 1877 (Wikimedia Commons)

Entre todas las construcciones localizadas en el centro urbano de la ciudad destacan otras tres de forma especial: Akapana, el Templo Semisubterráneo y Kalasasaya.

Akapana es una gran pirámide, compuesta por siete terrazas escalonadas, que mide 18 metros de altura. En ella llaman muchísimo la atención los cortes rectilíneos de los bloques que la forman. En su parte superior se ubicaba un pequeño templo. En 1989 se descubrió en su interior una fosa común con restos humanos con claros indicios de haber sufrido cortes, mezclados con restos de animales. Los arqueólogos, que continúan, incansables, estudiando los misterios de la ciudad, piensan que tal vez se trate de una clara prueba de la existencia de sacrificios humanos realizados por los sacerdotes.

El conocido como Templo Semisubterráneo, descubierto en la década de 1960, fue bautizado con dicho nombre por encontrarse 2 metros por debajo del nivel del resto de obras arquitectónicas de Tiahuanaco. Otro de los posibles emblemas de la ciudad podrían ser sus muros interiores, decorados con 175 cabezas. Cabezas de piedra pertenecientes a etnias diferentes que muestran claros rasgos asiáticos, caucásicos o negroides. Estas cabezas, todas diferentes, conforman otro de los grandes enigmas que encierra la ciudad: ¿cómo explicamos la existencia de cabezas esculpidas hace más de 1000 años, con rasgos así en el continente americano? ¿Cómo trasladaban y manipulaban bloques de tal tamaño y peso desde las canteras, a muchos kilómetros de distancia, si ni siquiera contaban con una vegetación que les pudiese surtir de gruesos y grandes troncos que les hicieran de rodillos para arrastrarlos?

El templo de las Piedras Paradas o Kalasasaya, observatorio astronómico de los tiahuanacotas. (Flickr)

El templo de las Piedras Paradas o Kalasasaya, observatorio astronómico de los Tiahuanacotas. (Flickr)

Kalasasaya o Templo de las Piedras Paradas, se extiende a lo largo de dos hectáreas. Era una especie de observatorio astronómico donde observaban los cambios de estación y calcularon su año solar de 365 días. También determinaban en él los equinoccios, fechas en las que el sol naciente introducía sus rayos por el mismo centro de la puerta principal del templo. Por el contrario, durante el solsticio de invierno se introducía por el ángulo noreste de uno de sus muros  y en el de verano hacía lo mismo por el lado sureste del mismo muro.

Alejándonos del centro de la urbe, a unos 500 metros,  se encuentran las ruinas del complejo Puma Punku o Puerta del Puma. Una estructura formada por tres grandes plataformas superpuestas en forma de pirámide escalonada y donde se alzan colosales bloques de andesita mostrando perfectos ángulos rectos y precisos orificios circulares. Entre dichos bloques destacan los denominados “bloques H” porque, precisamente tienen forma de “H” y que parecieran las piezas de un juego de niños gigantes, todas iguales, esperando ser colocadas.

Hipótesis y suposiciones

Su historia y sus orígenes continúan siendo un misterio. Muy poco se ha podido contrastar sobre sus habitantes, pero sí se sabe que algunos aventureros españoles, enviados por el Rey Carlos I en el siglo XVI, encontraron esta ciudad, abandonada casi del todo por los indios que vivían en el área. Cuando descubrieron que Tiahuanaco ya había sido destruida cuando los incas llegaron a ella, unos cien años antes, trataron de investigar su origen. Pero cuando el español Pedro Cieza de León preguntó a los aymara si Tiahuanaco fue construida por los incas, estos se rieron y afirmaron que lo que podía observar había “ocurrido súbitamente en el curso de una sola noche”, realizado por unos seres gigantescos en épocas anteriores al gran diluvio. Para los incas, Tiahuanaco era una ciudad sagrada hasta la que se acercaban a realizar ofrendas religiosas.

Algunos de los famosos, extraños e idénticos “bloques H” de Puma Punku (Wikimedia Commons)

Algunos de los famosos, extraños e idénticos “bloques H” de Puma Punku (Wikimedia Commons)

Son incontables las hipótesis, opiniones y discusiones surgidas a lo largo de los últimos 500 años acerca de los orígenes de Tiahuanaco. Así, el cronista Bernabé Cobo narra que los pobladores del área le contaron una historia que afirmaba que los pesados bloques de piedra eran transportados por los aires al son de una trompeta. Por su parte, Percy Harrison Fawcett, socio de la Royal Geographical Society de Londres, escribió que los tiahuanacotas conocían los secretos de una planta que crecía en las selvas amazónicas, cuya savia tenía el poder de reblandecer la dura roca hasta transformarla en una pasta dúctil sobre la que poder trabajar fácilmente. El escritor francés Robert Charroux, afirmaba que los escritos pictográficos de Tiahuanaco relatan que en la era de los tapires gigantes unos seres humanos, muy evolucionados, palmeados y con sangre diferente a la nuestra, venidos de otro planeta, hallaron de provecho el lago más alto de la Tierra. Además, describía a la mujer que llegó a Tiauhanaco en una nave: 

“descendió una mujer, que se parecía a las mujeres actuales de los pies a los senos; pero tenía la cabeza en forma de cono, grandes orejas y manos palmeadas de cuatro dedos. Su nombre era ‘Orejona’ y venía del Planeta Venus, en donde la atmósfera es más o menos análoga a la de la Tierra […]. Un día, cumplida su misión de formar una nueva raza, Orejona volvió a emprender vuelo en su aeronave”. 

Por otro lado, en su obra “Tiahuanaco, Cuna del Hombre Americano”, Posnansky afirma haber encontrado un cráneo fósil a una profundidad de cuatro metros, en la pirámide de Akapana, junto a restos de huesos de especies de animales extintas. El investigador Guillermo Lange aporta, posteriormente, que expertos zoólogos determinaron que estos restos pertenecían a la especie del Toxodón, el cual vivió en el Plioceno, hace 25 millones de años, en la Era Cenozoica, en medio de un clima benigno de abundante vegetación. Aunque la especie del Toxodón se cree desaparecida del área andina desde hace más de 12.000 años, la misma se encuentra representada en diversas figuras tiahuanacotas.

Asimismo resulta necesario recordar las abundantes referencias a ciudades sumergidas en el fondo del Lago Titicaca, cercano a Tiahuanaco y tan íntimamente conectado con la ciudad. Son diversas las expediciones que afirman haber encontrado restos subacuáticos en el lago. Así, a partir de 1956, el estadounidense William Mardoff describió, detalladamente, una titánica ciudad sumergida y cubierta por algas y lodo. Del mismo modo, la expedición liderada por Ramón Avellaneda, en 1968 contó haber hallado enormes piedras monolíticas, ensambladas entre sí formando murallas y caminos pavimentados con enormes losas.

Algunas de las misteriosas ruinas de Tiahuanaco (Flickr)

Algunas de las misteriosas ruinas de Tiahuanaco (Flickr)

En la actualidad, expertos de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se hallan recorriendo Tiahuanaco y las comunidades de la zona para informar y difundir el Proyecto de Preservación y Conservación de las antiguas ruinas tiahuanacotas y la Pirámide de Akapana. La intención es que puedan sentarse unas bases para la conservación del lugar, asegurando su preservación a largo plazo.

Tiahuanaco, una ciudad y una civilización rebosantes de misterios y preguntas que siguen sin resolverse ni ser respondidas. Una ciudad construida en distintas fases, aunque no sabemos el orden cronológico de sus edificios. Construcciones a base de enormes y pesadísimos bloques  de piedra. Verdaderos tesoros megalíticos que, además, destacan por la suma perfección de sus cortes rectilíneos. ¿Quiénes eran, realmente, los tiahuanacotas?¿Cómo construyeron estos templos, que aún hoy nos asombran? ¿Para qué fin utilizaban esos bloques de tantas toneladas de peso hace dos mil años? ¿Cómo trasladaban dichos bloques?¿Cómo los izaron y colocaron?¿Cómo diseñaron una ciudad tan bien planificada? ¿Cómo consiguieron tallar esquinas y orificios circulares perfectos, ángulos precisos y cortes lisos, sin estrías ni señales de herramientas? ¿Qué le sucedió a Tiahuanaco hacia el año 1100? ¿Por qué desaparecieron?... ¿Obtendremos algún día las respuestas a todas, o al menos algunas de estas preguntas?

Imagen de portada: Fotografía de algunas de las cabezas que decoran los muros internos del Templo Semisubterráneo de Tiahuanaco (Wikimedia Commons)

Autor Mariló T. A.

Imagen de Green Fairy

Mariló T.A.

Escritora freelance, bloguera y especialista en redes sociales, Mariló trabaja y colabora desde hace años en diversos medios de comunicación online. Apasionada de la naturaleza, los animales, la fotografía, la ecología, el biodinamismo, la espiritualidad, las civilizaciones antiguas, los viajes... Lee mas
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