Conmocionado por su propia brutalidad, Ashoka se convirtió al budismo
Una de las transformaciones más notables de la historia se desarrolló durante la vida de Ashoka el Grande, un gobernante que pasó de ser un brutal conquistador de un vasto imperio a un emperador benevolente guiado por los principios no violentos del budismo. El momento crucial de este extraordinario viaje, en el que los gobernantes de todo el mundo harían bien en inspirarse, ocurrió en las arenas manchadas de sangre de Kalinga, alterando para siempre el curso del reinado de Ashoka.
La brutalidad de Ashoka el Grande
Ashoka, un formidable emperador de la dinastía Maurya que gobernó aproximadamente entre el 268 y el 232 a. C., ha sido recordado por su milagrosa metamorfosis. Habiendo heredado un vasto imperio que cubría una porción significativa del subcontinente indio (regiones de la actual India, Bután, Nepal, Pakistán, Bangladesh, Afganistán y partes de Irán), el primer gobierno de Ashoka estuvo marcado por su crueldad y ambición.
Su comportamiento le valió los apodos de Kamashoka, en referencia a su harén de 500 mujeres, y Chandashoka, "Ashoka el feroz". Sin embargo, mucho de lo que sabemos sobre Ashoka debe tomarse con cautela. Una fuente afirmó que Ashoka supuestamente exploró el inframundo para estudiar métodos de tortura para emplear contra sus enemigos.
Se han obtenido detalles sobre el gobierno de Ashoka a partir de inscripciones antiguas, que sirvieron como formas tempranas de propaganda favorable, así como de leyendas budistas escritas póstumamente. Estas leyendas tenían como objetivo ilustrar la profunda influencia del budismo en su gobierno.
Uno de los edictos rupestres de Ashoka, construido en el siglo III a. C., ubicado en la actual aldea de Shahbaz Garhi en Pakistán.
La milagrosa metamorfosis de Ashoka hacia la no violencia budista
En 265 a. C., el emperador Ashoka lanzó un ataque despiadado contra Kalinga, que corresponde al actual estado de Odisha en el este de la India, con la esperanza de ampliar las fronteras del Imperio Maurya. La Guerra de Kalinga causó un número asombroso de bajas, cobrándose la vida de decenas de miles de personas y animales.
La leyenda budista cuenta que Ashoka dirigió personalmente la invasión y, la mañana después de la victoria, se aventuró en la ciudad capital de Kalinga. Al presenciar la devastación (casas en ruinas y casi 150.000 cadáveres ensangrentados de civiles y soldados), el emperador quedó profundamente perturbado. Fue en ese momento cuando experimentó una profunda epifanía religiosa.
Horrorizado por la devastación causada por su propia brutalidad y confrontado con las duras realidades de la guerra, se cree que Ashoka abrazó el budismo y la no violencia, lo que marcó un profundo cambio en su gobierno. Ashoka experimentó una transformación radical que remodelaría la estructura de su gobierno, convirtiéndose en un defensor del Dhamma o vida recta.
Para comunicar sus nuevos principios, Ashoka inscribió una serie de edictos sobre el rock en todo el imperio. Estos sirvieron como proclamaciones públicas de su compromiso con la no violencia, la justicia social y la gobernanza ética. Ubicadas estratégicamente en lugares accesibles a la gente común, aseguraron que el mensaje de paz y tolerancia llegara a las masas.
La transformación de Ashoka es un episodio poco común en la historia, que subraya cómo la reflexión personal y el despertar ético pueden remodelar el legado de un gobernante formidable.
Imagen de portada: Imagen representativa de Ashoka el Grande. Fuente: Luke/Adobe Stock
Autor Cecilia Bogaard
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