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Portada - Los fósiles eran vistos de forma muy diferente en el pasado; habitualmente a través de interpretaciones más salvajes… y fantasiosas. (Legendz Collective)

Los fósiles en la antigua medicina (1ª parte): bálsamo de ogro y lenguas de dragón

Cuando pensamos en fósiles en la actualidad, vívidas imágenes de dinosaurios y otras bestias primordiales surgen en nuestra mente. De hecho, muchas personas de hoy en día asociarían fósiles con museos, excavaciones o laboratorios de investigación. Sin embargo, en el pasado la gente veía los fósiles de forma muy diferente; habitualmente a través de interpretaciones más salvajes… y fantasiosas.

El poder de bestias míticas, santos, dioses y demonios

Largo tiempo antes de que el hombre comprendiera realmente los detalles sobre los dinosaurios u otras especies extinguidas –que la ciencia moderna ha conseguido identificar de forma precisa– las gentes de la antigüedad imaginaban que los fósiles eran los huesos de criaturas legendarias, santos, demonios o incluso de los propios dioses. Muchos pueblos de civilizaciones del pasado vivían bajo influencias predominantes de tipo tradicional o místico, y de este modo veían aquellos restos prehistóricos a través de los ojos de la fantasía. Pero a pesar de las perspectivas drásticamente diferentes entre las mentalidades antigua y moderna, ambos grupos de individuos han contemplado los fósiles con la misma sobrecogedora admiración.

 

 

De forma similar a cómo la gente de nuestros días imagina mundos perdidos exóticos con abundantes formas de vida primordiales tras ver unos fósiles, quienes vivían en la antigüedad evocaban visiones de una era mítica en la que dragones, gigantes y dioses convivían con los mortales. Y la cosa no quedaba ahí, ya que los pueblos de la antigüedad se sentían tan increíblemente inspirados por los fósiles de supuestos dragones o dioses que llegaron incluso a ir tan lejos como para creer que sus huesos encerraban poderes especiales. Entre estos poderes estaban, por ejemplo, las capacidades de rejuvenecer, mejorar el rendimiento sexual, garantizar la longevidad, curar enfermedades y otros innumerables y fantásticos logros. En poco tiempo, los fósiles de aquellas criaturas supuestamente mágicas serían utilizados como antiguos medicamentos. 

Los huesos de dinosaurio eran utilizados antiguamente como medicamentos ‘mágicos’. (Legendz Collective)

Los huesos de dinosaurio eran utilizados antiguamente como medicamentos ‘mágicos’. (Legendz Collective)

Huesos de ogro que sirven como tratamiento músculo-esquelético

Diferentes culturas del mundo han identificado con frecuencia por error los fósiles como partes petrificadas de bestias o criaturas mágicas, por lo que el ser humano ha utilizado históricamente estos huesos fosilizados para tratar dolencias de forma acorde con sus creencias correspondientes. Los fósiles a menudo eran machacados hasta convertirlos en un fino polvo, o en algunos casos eran cocidos junto con potentes hierbas medicinales durante largas horas para la preparación de tónicos y decocciones. Por ejemplo, tribus nativas americanas como los comanches tenían la tradición de triturar o hervir huesos fosilizados que creían que pertenecían a tenebrosos ogros depredadores llamados Mu Pitz.

Los comanches de las Grandes Llanuras creían que los Mu Pitz eran demonios similares a ogros que merodeaban por las tierras vírgenes de Norteamérica, apareciendo habitualmente bajo la forma de siniestros espíritus como el peludo Sasquatch o búhos humanoides devoradores de hombres. Tanto niños como adultos veían al Mu Pitz con puro terror y además con reverencia, ya que lo consideraban una personificación de los peligrosos aspectos de la Naturaleza que mantienen el entorno en equilibrio. Sin embargo, cuando moría un Mu Pitz, dejando sus huesos esparcidos sobre la tierra durante muchos años, los curanderos de las tribus recogían los restos fosilizados del suelo y convertían aquellos huesos en compuestos terapéuticos como polvos, bálsamos o emplastos para ayudar a los pacientes de su tribu. Los curanderos usarían entonces aquellas medicinas hechas con los supuestos restos de los Mu-Pitz para el tratamiento de esguinces, fracturas y trastornos similares del sistema músculo-esquelético. En ocasiones, individuos sanos ingerirían compuestos hervidos del Mu Pitz como suplementos dietéticos para fortalecer de este modo sus huesos y articulaciones.

Muestra de bálsamo. Los nativos americanos creían que el bálsamo de Mu Pitz ayudaba al sistema músculo-esquelético. (Legendz Collective)

Muestra de bálsamo. Los nativos americanos creían que el bálsamo de Mu Pitz ayudaba al sistema músculo-esquelético. (Legendz Collective)

Todo este tiempo, sin embargo, los huesos del Mu Pitz devorador de hombres no eran más que fragmentos fósiles de mamuts herbívoros y otros ejemplares de megafauna de la Edad del Hielo, animales que en el pasado remoto recorrían Norteamérica agrupados en manadas. Muchos de los huesos de ogro terapéuticos que los comanches empleaban eran simplemente dientes de mamut erróneamente identificados.

Los míticos huesos del temible y peludo Sasquatch o de búhos humanoides devoradores de hombres eran en realidad restos de megafauna de la Edad del Hielo. (Legendz Collective)

Los míticos huesos del temible y peludo Sasquatch o de búhos humanoides devoradores de hombres eran en realidad restos de megafauna de la Edad del Hielo. (Legendz Collective)

Lenguas de dragón que atraen la prosperidad y conjuran la desgracia

Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, otras culturas como las del Mediterráneo empleaban también dientes fosilizados no solo como medicina, sino también como amuletos para conjurar la desgracia y atraer la prosperidad simultáneamente. Un grupo de especímenes utilizados como amuleto y medicina eran las glossopetrae, piedras-lengua en latín, conocidas también como “Lingue di Serpi” en italiano, y “dragon tongues” en inglés, es decir, “lenguas de serpiente” y “lenguas de dragón” respectivamente.

Dignas de su nombre, las glossopetrae eran consideradas en la antigüedad clásica restos de las puntiagudas lenguas de dragones y serpientes muertos hace mucho tiempo. Las gentes de Malta creían que las glossopetrae tenían su origen en las lenguas de serpientes venenosas que San Pablo había transformado en piedra, en un hecho que simbolizaba el triunfo del bien sobre el mal. Entretanto, el antiguo filósofo romano y naturalista Plinio el Viejo (autor de Naturalis Historia – un ancestro de las enciclopedias modernas) pensaba que de algún modo las glossopetrae tenían su origen en el espacio; Plinio creía que las lenguas de dragón llovían del cielo cuando se producía un eclipse de luna. En realidad, las glossopetrae proceden del mar y no del cielo, y de tiburones más que de dragones o serpientes.

Las gentes de la antigüedad, en su mayor parte, a duras penas podían reconocer las glossopetrae como dientes de tiburón, y la creencia común de que estos fósiles eran la punta petrificada de la lengua de una serpiente o un dragón era la norma habitual. Dragones y serpientes representan papeles simbólicos en las antiguas tradiciones, y precisamente por esta razón en la antigüedad se los dientes de tiburón eran considerados importantes ingredientes para potentes antídotos contra venenos y mordeduras de serpiente. La cosa no quedaba ahí, ya que las glossopetrae se usaban además como método de adivinación para predecir el futuro del portador de la lengua de dragón.

Las “lenguas de dragón”, en realidad dientes de tiburón fosilizados, eran utilizadas antiguamente en la región mediterránea como amuletos, en adivinación y en medicina. (Legendz Collective)

Las “lenguas de dragón”, en realidad dientes de tiburón fosilizados, eran utilizadas antiguamente en la región mediterránea como amuletos, en adivinación y en medicina. (Legendz Collective)

Megalodón: una impresionante bestia de dientes gigantescos 

Los pueblos de la antigüedad creían que gigantescos dragones y serpientes aterrorizaron en el pasado la región mediterránea. La realidad, no obstante, nos ofrece una sorpresa aún más interesante. Tiburones gigantescos como el famoso megalodón dominaban hace milenios los mares primordiales del sur de Europa con aleta de hierro. El Megalodón era un leviatán –alcanzando unos 15 metros de longitud como media– que se zampaba ballenas para el almuerzo en el Mioceno; en torno a la misma época, los primeros antepasados del hombre empezaron a caminar sobre la tierra. El megalodón era un titán capaz de merendarse al tiburón blanco de la famosa película Tiburón como si fuera un palito de pescado. Los dientes de los megalodón más pequeños podían crecer hasta el tamaño de una mano humana, mientras que los especímenes de mayor tamaño eran lo suficientemente poderosos como para partir caparazones de tortuga. En nuestros días, los tiburones blancos y otras especies más pequeñas continúan merodeando en las aguas del Mediterráneo, recogiendo el testigo de su extinto y colosal predecesor.

El megalodón dominaba hace milenios los mares primordiales del sur de Europa con aleta de hierro. (Legendz Collective)

El megalodón dominaba hace milenios los mares primordiales del sur de Europa con aleta de hierro. (Legendz Collective)

No fue hasta el Renacimiento cuando polímatas italianos e ingleses como Leonardo Da Vinci, Robert Hooke, John Ray o Fabio Colonna, además del notable geólogo danés reconvertido a anatomista Nicolaus Steno, emergieron a la atención del público para identificar correctamente las glossopetrae por sus verdaderos orígenes marinos. Cuando Steno recibió la cabeza de un tiburón recién cazado en Italia de manos del Gran Duque de Toscana, el anatomista la preparó para su disección: y fue aquí cuando realizó su gran descubrimiento. La disección le demostró que los dientes de aquella cabeza de tiburón tenían una forma exactamente igual a la de las fabulosas glossopetrae. Después de muchas investigaciones, Steno llegó a la conclusión de que todas aquellas “lenguas de dragón” de las que se hablaba en la antigüedad eran en realidad dientes de tiburón que no habían sido identificados correctamente.

Dibujo de una cabeza de tiburón realizado por Nicolaus Steno, de su obra ‘Disección de la cabeza de un tiburón’. (Dominio público)

Dibujo de una cabeza de tiburón realizado por Nicolaus Steno, de su obra ‘Disección de la cabeza de un tiburón’. (Dominio público)

La mayoría de los pueblos de la antigüedad creían que las glossopetrae tenían su origen en fantásticos dragones, y aun existían otras teorías extravagantes sobre los fósiles por aquel entonces; como por ejemplo, que los fósiles nacían de la tierra como las plantas. Finalmente, Steno y otros pensadores prevalecieron al probar que las “lenguas de dragón” eran en realidad dientes de tiburón. Los investigadores del Renacimiento prepararon el camino para un nuevo conocimiento que decretaba que los fósiles no nacían de la tierra, sino que habían formado parte en el pasado del cuerpo de un animal vivo cuyos restos difuntos se habían hecho uno con la Tierra.

Sin los esfuerzos de los pensadores del Renacimiento, gran parte de la humanidad aún seguiría malinterpretando la prehistoria, y de hecho toda la historia del planeta Tierra. Su investigación ayudó a dar pie al nacimiento de la paleontología, además de impedir que los antiguos tiburones fuesen confundidos nuevamente con dragones.

Hablando de dragones… estas leyendas desempeñan un papel crucial en el desarrollo del conocimiento de los dinosaurios, desde el pasado hasta nuestros días. En la segunda parte del presente artículo revelaremos detalles sobre cómo los huesos de dinosaurio se entretejieron con el desarrollo de la medicina y la mitología. Esta segunda parte también incluirá cuestiones sobre supuestos fósiles de dioses y demonios, revelando además el lado siniestro de la medicina fósil.

Próximamente la segunda parte de este artículo

Ilustración de un dragón realizada para el Proyecto Durian de la Fundación Blender. (Dominio público)

Ilustración de un dragón realizada para el Proyecto Durian de la Fundación Blender. (Dominio público)

Imagen de portada: Los fósiles eran vistos de forma muy diferente en el pasado; habitualmente a través de interpretaciones más salvajes… y fantasiosas. (Legendz Collective)

Autor: Legendz Collective

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

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Bibliografía

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Mayor, A., 2007. Fossil Legends of the First Americans. Princeton University Press.

ReefQuest Center for Shark Research, 2017. Glossopetrae and the Birth of Paleontology, [Online] Disponible en: https://www.elasmo-research.org/education/evolution/glossopetrae.htm

Richet, P. 2007. A Natural History of Time. University of Chicago Press.

Rosenberg, G.D., 2009. The Revolution in Geology from the Renaissance to the Enlightenment. Geological Society of America.

University of California Museum of Paleontology., 2017. Nicholas Steno (1638-1686), [Online] Disponible en: https://www.ucmp.berkeley.edu/history/steno.html

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