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Portada-Principal: Imagen de Google Earth en la que se observa el entorno de las islas Arginusas, cercanas a la población turca de Bademli, a orillas del mar Egeo. Detalle: Representación de un antiguo barco de guerra griego en una pieza cerámica (Foto: Poecus/Wikimedia Commons)

La batalla naval de Arginusas: descubierta la antigua ciudad griega de Kane

Un equipo de investigadores ha descubierto en una isla la localización de la antigua ciudad griega de Kane, perdida durante siglos y conocida desde la antigüedad como el lugar en el que se libró la batalla naval de Arginusas entre Atenas y Esparta. En esta batalla los atenienses salieron victoriosos, aunque más tarde ejecutaron a seis de sus ocho comandantes por su fracaso a la hora de auxiliar a sus heridos y enterrar a sus muertos.

Según algunos historiadores, la ausencia de un liderazgo claro podría haber contribuido a la derrota final de Atenas en la Guerra del Peloponeso. No obstante, la historiadora Debra Hamel, que ha escrito un libro sobre esta batalla, afirma que los espartanos hubieran ganado finalmente la guerra aunque los atenienses no hubiesen ejecutado a seis de sus generales tras su victoria en Arginusas.

 

 

La antigua ciudad griega de Kane se encontraba situada en una de las tres islas Arginusas del Mar Egeo, junto a la costa occidental de lo que hoy es Turquía. La localización exacta de esta ciudad se había perdido en la antigüedad porque la isla con el tiempo quedó unida al continente a causa de la acumulación de sedimentos de tierra y lodo.

Los geoarqueólogos que se encuentran trabajando con otros expertos de instituciones alemanas y turcas han descubierto ahora Kane, en torno a la cual se libró la batalla naval de Arginusas entre Atenas y Esparta en el 406 a. C. Atenas venció en esta batalla, pero sus ciudadanos llevaron a juicio y posteriormente ejecutaron a seis de los ocho victoriosos comandantes atenienses.

Ilustración de la batalla naval de Siracusa (413 a. C.) entre Atenas y Esparta, Guerra del Peloponeso. (Imagen original)

Ilustración de la batalla naval de Siracusa (413 a. C.) entre Atenas y Esparta, Guerra del Peloponeso. (Imagen original)

“Muy pronto, los atenienses se arrepentirían de su decisión, pero ya era demasiado tarde,” escribe J. Rickard en la web History of War. “La ejecución de seis victoriosos generales tuvo un efecto doble—eliminó a la mayor parte de los más capacitados y experimentados comandantes atenienses, y disuadió a los supervivientes de asumir el mando al año siguiente. La falta de experiencia podría haber resultado decisiva en la aplastante derrota ateniense de Egospótamos, que en la práctica puso fin a la guerra.”

Debra Hamel, historiadora y estudiosa de la Grecia y la Roma clásicas, ha escrito el libro La Batalla de Arginusas acerca de este enfrentamiento naval entre Atenas y Esparta. No obstante, Hamel cree que Atenas hubiera acabado siendo derrotada de todos modos.

“En aquella época Esparta estaba siendo financiada por Persia, de modo que podían reemplazar sus naves y contratar nuevos remeros indefinidamente,” escribe la Dra. Hamel en mensajes electrónicos a Ancient Origins. “Atenas no disponía de esos recursos. Sus aliados se habían rebelado. No estaban ingresando el dinero con el que contaban en un principio.”

Imagen de Google Earth en la que se observa el entorno de las islas Arginusas, cercanas a la población turca de Bademli, a orillas del mar Egeo.

Imagen de Google Earth en la que se observa el entorno de las islas Arginusas, cercanas a la población turca de Bademli, a orillas del mar Egeo.

La Dra. Hamel, a través de un correo electrónico, nos describe cómo se combatió probablemente en la Batalla de Arginusas:

“En la batalla de Arginusas solo se luchó en el mar. […] El último modelo de nave de la época era el trirreme, una estrecha embarcación de unos 120 pies (36,6 metros) de largo propulsada por 170 remeros, que se sentaban en tres hileras situadas a diferentes niveles a ambos lados de la nave. Estos barcos también disponían de un ariete recubierto de bronce (espolón) que se extendía unos dos metros a lo largo de la línea de flotación partiendo de la proa de la embarcación. El propósito de este espolón era hundir los barcos enemigos embistiéndolos. El objetivo de la tripulación de un trirreme (sus 170 remeros y los varios oficiales a bordo), era maniobrar la nave de tal modo que estuviera en posición de abrir una vía en el costado de un barco enemigo, evitando a un tiempo ser embestidos. A fin de conseguir esto necesitaban una nave rápida, que no fuese anegada o hundida fácilmente por las olas o las tempestades, además de una tripulación muy bien entrenada.”

Atenas envió a la batalla 150 barcos, los espartanos 120. La línea ateniense se extendía hasta unas 2 millas (3,2 kilómetros) de longitud, puede que más, ya que se encontraba interrumpida por una de las islas Arginusas. La línea espartana mediría poco menos de 1,5 millas (2,4 kilómetros), estima la Dra. Hamel.

Trirreme griego, ilustración de F. Mitchell; nótese el espolón en la proa, a la derecha de la embarcación. (Wikimedia Commons)

Trirreme griego, ilustración de F. Mitchell; nótese el espolón en la proa, a la derecha de la embarcación. (Wikimedia Commons)

El libro de la Dra. Hamel no solo explora la propia batalla, sino también sus repercusiones. Vencer en esta batalla “fue un gran triunfo, que salvó a Atenas —al menos temporalmente—de una derrota casi segura en la guerra,” escribe la Dra. Hamel en un correo electrónico a Ancient Origins. “La victoria fue motivo de celebración, pero paradójicamente, a causa de lo que ocurrió a continuación, fue también uno de los peores desastres que se abatió sobre Grecia durante esta guerra: una serie de procedimientos legales condujo finalmente a la ejecución de la mayor parte de los victoriosos generales atenienses. Esta fue en esencia la tragedia.”

“Ya que la batalla de Arginusas va íntimamente ligada a los procedimientos legales que la siguieron, pude hablar en mi libro no solo de la propia batalla y los entresijos de la guerra naval de la época (un tema realmente muy interesante), sino también de los procesos judiciales que tuvieron lugar al regresar la expedición a Atenas, la democracia ateniense y sus instituciones. Era necesario redondear la historia para los lectores que se acercan al libro sin ningún conocimiento previo sobre este período histórico.”

Más tarde, entre el 191 a. C. y el 190 a. C., una fuerza militar romana utilizó el puerto de Kane en su guerra contra el Imperio Seléucida de Antíoco III. Esta guerra se prolongó durante cuatro años, del 192 a. C. al 188 a. C., y finalizó cuando Antíoco capituló bajo la promesa dada a los romanos de que abandonaría Asia Menor. De todos modos, muchas de las ciudades de Antíoco en Asia Menor ya habían sido conquistadas por los romanos. El seléucida también accedió a pagar 15.000 talentos eubeos. Tras su victoria, los romanos no destinaron ninguna guarnición a Asia Menor, pero deseaban disponer de una zona de seguridad en su frontera oriental.

La isla sobre la que se asentaba Kane, conocida por los textos de antiguos historiadores, se encuentra ahora en la costa turca de la provincia de Izmir, en el distrito de Dikili. Entre los investigadores, bajo la dirección del Instituto Alemán de Arqueología, hay especialistas procedentes de Izmir, Munich, Kiel, Colonia, Karlsruhe, Southampton y Rostock. Historiadores, geógrafos, expertos en geofísica y topógrafos, han trabajado conjuntamente en este proyecto.

“Durante los reconocimientos de superficie llevados a cabo cerca de la población de Bademli, los geoarqueólogos examinaron muestras de varias capas de terreno a diferentes profundidades y descubrieron que una de las penínsulas había sido de hecho una isla en la antigüedad, y que el estrecho que la separaba del continente fue ocupado por aluviones y sedimentos con el paso del tiempo,” informa Hurriyet Daily News. “Tras los trabajos realizados, se ha revelado la calidad de los puertos de la antigua ciudad de Kane. Además, se ha localizado finalmente la ubicación de la tercera isla, perdida desde hacía tiempo.”

Imagen de portada: Principal: Imagen de Google Earth en la que se observa el entorno de las islas Arginusas, cercanas a la población turca de Bademli, a orillas del mar Egeo. Detalle: Representación de un antiguo barco de guerra griego en una pieza cerámica (Foto: Poecus/Wikimedia Commons)

Autor: Mark Miller

Traducción: Rafa García

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

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Mark Miller

Mark MillerEs un escritor de Ancient-Origins. Tiene una licenciatura en periodismo, es editor y escritor de periodicos y revistas, desde mucho se interesa de la antropología, la mitología y la historia antigua. Sus hobbies son escribir y dibujar. Lee mas
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