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portada- inscripción de 1891 descubierta en la cueva de Dayu. Foto: L. Tan

Inscripciones únicas descubiertas en la cueva de Dayu, en China, revelan un antiguo registro de sequías

Un equipo de investigadores ha descubierto inscripciones únicas escritas sobre las paredes de la cueva de Dayu, en China, en las que se estuvieron registrando los efectos de las sequías sobre la población local a lo largo de un período de unos 500 años.

La Cueva de Dayu está situada en la cordillera de Qinling, en la China Central. Las inscripciones fueron descubiertas por un equipo de expertos internacionales del que también forman parte científicos de la universidad de Cambridge, en el Reino Unido. Al parecer, cuando había una sequía, las gentes de esta región acudían a la cueva a buscar agua y rogar por que lloviera. En estas circunstancias, algunos de ellos registraban el impacto de las sequías en la región escribiendo sobre la pared de roca amarillenta como si de un graffiti se tratara. Siete sequías de ese tipo tuvieron lugar entre 1520 y 1920 y fueron registradas de este modo. Por ejemplo, en una de las inscripciones, de 1891, se lee:

 

 

“El 24 de Mayo, año 17º del período del emperador Guangxu de la dinastía Qing, el alcalde de la villa, Huaizong Zhu condujo a más de 200 personas hasta el interior de la cueva para conseguir agua. Durante la ceremonia, un adivinador de nombre Zhenrong Ran rogó por que lloviera en la región.”

Dentro de la cueva de Dayu. Imagen: L.Tan

Dentro de la cueva de Dayu. Imagen: L.Tan

Esta región recibe alrededor de un 70% de sus precipitaciones del monzón de verano, durante el cual las lluvias torrenciales son el tiempo predominante y habitual a lo largo de unos cuantos meses. Las variaciones en la época de llegada del monzón, así como su duración, pueden afectar severamente al ecosistema local, y está claro que en el pasado esto podía ser motivo de hambrunas e inestabilidad social. En 1900, esta circunstancia llegó a provocar un encarnizado conflicto entre la población local y el gobierno Chino, mientras que en 1528 la sequía fue tan rigurosa que se dieron episodios de canibalismo. 

“Aparte del evidente impacto de las sequías, estas también han ido a menudo ligadas a la caída de dinastías e imperios. Cuando la gente no dispone de agua suficiente, las penurias son inevitables y surgen los conflictos”, explicó el Dr. Sebastian Breitenbach del Departamento de Ciencias de la Tierra de Cambridge a Science Daily. “En la pasada década, registros descubiertos en cuevas y lagos han demostrado un posible vínculo entre los cambios en el clima y el hundimiento de diversas dinastías chinas durante los últimos 1800 años, como por ejemplo las dinastías Tang, Yuan y Ming.”

Según el Dr. Liangcheng Tan, del Instituto del Entorno Terrestre de la Academia China de Ciencias de Xi’an, investigador que dirige el proyecto, es la primera vez que se han descubierto inscripciones de este tipo relacionadas con sequías sobre las paredes de una cueva. De hecho la investigación del equipo, combinada con los análisis químicos de las formaciones de estalagmitas presentes en el interior de la cueva, han motivado la toma de conciencia por parte de las autoridades respecto a la importancia de desarrollar medidas que ayuden a contrarrestar el posible impacto de eventuales cambios climáticos presentes y futuros. Es la primera vez que ha sido posible llevar a cabo una comparación in situ de los registros históricos escritos con las formaciones geológicas de la misma ubicación. Esto a su vez ha permitido al equipo ser más conscientes de lo que podría ocurrir en la región si la pluviosidad se reduce y las sequías son cada vez más habituales.

Cuando se realizan cortes en las estalagmitas, estas muestran a menudo una serie de capas muy similares a los anillos de un árbol. La espectrometría de masas puede entonces emplearse para analizar y datar las proporciones de isótopos de oxígeno, carbono, uranio y otros elementos. Dado que estos elementos se ven afectados por los niveles de precipitaciones locales y la vegetación circundante, basándose en que el agua presente en la cueva está directamente relacionada con el agua que hay en el exterior, los científicos han sido capaces de determinar que las proporciones más elevadas de isótopos de carbón y oxígeno se corresponden con niveles de precipitaciones más bajos, y viceversa. El equipo ha utilizado a continuación esta información para construir un modelo de futuras precipitaciones tomando como punto de partida el año 1982 y poniéndolo en relación con una sequía que tuvo lugar en los años 90. Esto a su vez ha permitido a los científicos predecir una sequía para el futuro, probablemente a finales de la década del 2030.

Las sequías también se corresponden con el ciclo de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) del que también se sospecha en gran medida que está siendo agravado por el cambio climático.

“Ya que la Cordillera de Qinling es la región de recarga principal de dos ambiciosos proyectos de trasvase de aguas, y además el hábitat de numerosas especies en peligro de extinción, entre las que se encuentra el emblemático panda gigante, es imperativo explorar cómo la región puede adaptarse a una eventual disminución de las lluvias o incluso a una sequía” añadió el Dr. Breitenbach. “Las cosas en nuestro mundo son diferentes a como eran cuando se escribieron esas inscripciones en las paredes de la cueva, pero aún somos vulnerables a estos acontecimientos. En especial en los países en vías de desarrollo.”

La cordillera de Qinling, en China (Wikipedia)

La cordillera de Qinling, en China (Wikipedia)

El descubrimiento de estas inscripciones es un importante recordatorio de que cambios repentinos en la pluviosidad de una región pueden afectar muy rápidamente a grandes poblaciones, algo particularmente apropiado en el momento en el que se está produciendo una grave sequía en California. Esto ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, como se demostró en el 2013, cuando una nueva investigación planteó la posibilidad de que una rigurosa sequía pudiera haber llevado a la Antigua Grecia al borde del colapso. En mayo del 2014 investigaciones similares sugirieron que un cambio climático podría haber provocado una calamidad en el antiguo Egipto y en diciembre del 2014 se realizaron descubrimientos parecidos relacionados con la civilización Maya.

El equipo ha publicado recientemente los resultados de su investigación en la revista Scientific Reports.

Imagen de portada: inscripción de 1891 descubierta en la cueva de Dayu. Foto: L. Tan

Autor: Robin Whitlock

Traducción: Rafa García

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

Robin Whitlock

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