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Portada - Cueva de Gough (Public Domain).

El banquete prehistórico de los caníbales de la Cueva de Gough

Un reciente estudio que ha examinado las marcas de cortes presentes en huesos prehistóricos a fin de distinguir entre prácticas de canibalismo y descarnación ritual ha determinado que hace 15.000 años se celebró un festín bastante macabro en la Cueva de Gough cercana a Bristol, Inglaterra. Los investigadores querían averiguar si los restos despedazados de niños y adultos eran el resultado de un ritual funerario, un acto violento o un intento desesperado de sobrevivir en tiempos difíciles.

La Cueva de Gough, con 115 metros de profundidad y 3,4 kilómetros de largo, fue excavada por primera vez a finales de la década de 1880, y ha sido exhaustivamente estudiada desde entonces. En el interior de la cueva, los científicos han hallado numerosos restos humanos y animales con señales claramente visibles de haber sido despedazados. Los restos humanos pertenecían a entre 5 y 7 individuos, entre ellos un niño de tres años y dos adolescentes. Todos ellos presentaban marcas de cortes y fracturas coherentes con el hecho de haberse extraído su carne para devorarla. No solo eso, algunos de los cráneos fueron además transformados en ornamentos conocidos como “copas de cráneo”, empleados como recipientes para bebidas.

 

 

Fragmento de cráneo hallado en la Cueva de Gough (Public Domain)

Fragmento de cráneo hallado en la Cueva de Gough (Public Domain)

La BBC informa de la investigación llevada a cabo sobre los huesos recuperados en la Cueva de Gough. Según los científicos, los restos no presentan muestra alguna de violencia sufrida con anterioridad a la muerte, de modo los individuos canibalizados no fueron asesinados y devorados como resultado de un conflicto. Se ha llegado a la conclusión de que se trata de un caso de canibalismo o de extracción de la carne de los huesos tras la muerte, lo que en ocasiones se hacía por motivos rituales. Un reciente estudio, publicado en agosto en la Revista Americana de Antropología Física, tenía como objetivo determinar cuál de estos dos escenarios se produjo con mayor probabilidad.

El equipo científico, encabezado por Silvia Bello, del Museo de Historia Natural de Londres, ha explicado que canibalismo y descarnado ritual deben distinguirse basándose en la frecuencia, distribución y características de las marcas de cortes:

“Los restos humanos canibalizados, sin embargo, presentan una distribución uniforme de marcas de cortes, lo que puede asociarse con la desarticulación de articulaciones persistentes y lábiles, y el corte y fileteado de los músculos. Para enterramientos secundarios en los que las modificaciones se producían tras un período de descomposición, las marcas de desarticulación son menos comunes, y es rara la desarticulación de las articulaciones lábiles,” informan los investigadores en su artículo.

Copa de cráneo descubierta en la Cueva de Gough con evidencias de canibalismo (Public Domain)

Copa de cráneo descubierta en la Cueva de Gough con evidencias de canibalismo (Public Domain)

El equipo llegó a la conclusión de que las marcas de corte halladas en los restos recuperados en la Cueva de Gough eran sin lugar a dudas el resultado de un acto de canibalismo.

“Es bastante sintomático. Podemos observar el mismo tipo de patrón en otros animales. Se puede decir realmente que despiezaban los animales de la misma forma, para obtener su carne,” ha explicado Bello en declaraciones recogidas por la BBC, añadiendo a continuación que “algunas de las modificaciones, particularmente en los dedos, [demuestran] que probablemente los royeran para succionar su grasa. La presencia de marcas de dientes humanos en huesos humanos probablemente sea la mejor evidencia de canibalismo.”

En su artículo, publicado recientemente, los investigadores sugieren que el canibalismo en épocas prehistóricas era practicado como una forma de humillación contra los enemigos. Bello cree sin embargo que los individuos cuyos huesos han sido objeto del reciente estudio habían muerte por causas naturales. La época de su muerte fue la Edad de Hielo, cuando los recursos alimenticios eran muy limitados, lo que podría explicar la necesidad de consumir restos humanos. Al mismo tiempo, los investigadores sugieren que la comunidad que habitaba la Cueva de Gough utilizaba las copas de cráneo como elemento dentro de sus prácticas rituales.

Modelo de hembra del Homo antecessor de Atapuerca practicando el canibalismo. (Public Domain)

Modelo de hembra del Homo antecessor de Atapuerca practicando el canibalismo. (Public Domain)

Los más antiguos ejemplos conocidos de prácticas caníbales entre seres humanos se remontan a hace aproximadamente 100.000 años, identificados tanto en Francia como en China. Como escribía Liz Leafloor en Ancient Origins el 24 de julio del 2015:

“Los huesos de un niño de hace 100.000 años presentan marcas de haber sido roídos con los dientes, y los investigadores intentan determinar ahora si se trata de una prueba de canibalismo prehistórico por parte del Hombre de Xuchang chino.  

Los dos fragmentos de este fémur fueron descubiertos a 15 kilómetros del yacimiento arqueológico de Lingjing situado en Xuchang, provincia de Henan, China. Se cree que habrían pertenecido a un individuo de la especie “Hombre de Xuchang”, un tipo de antiguo ser humano ya extinguido con posibles vínculos con los chinos de nuestros días, según informa la web de noticias DNA.

Los huesos muestran “señales de haber sido mordidos y roídos”, en palabras del arqueólogo que dirige las excavaciones, Li Zhanyang. Sin embargo, no se ha logrado determinar por ahora si las marcas presentes en los restos habrían sido producidas por animales depredadores o por otros seres humanos. Se han descubierto asimismo en otras poblaciones pruebas diversas de canibalismo, por lo que Li ha añadido que “no debe descartarse la posibilidad de que otros homínidos de la misma comunidad se alimentaran del nutritivo contenido de los huesos.”

Estos hallazgos llegan casi una década después del importante descubrimiento de fragmentos de cráneos humanos fosilizados en Henan, empleados para identificar el hominino de la “especie Xuchang”. Se cree que la antigüedad de estos cráneos fragmentados estaría entre los 80.000 y  los 100.000 años. Se trata de unos restos importantes para la arqueología y la antropología, ya que los hallazgos fósiles del Hombre de Xuchang arrojan luz sobre un período de la prehistoria que sigue siendo en gran medida un misterio para los científicos, ayudándoles a conectar los puntos temporales del linaje genético de la población china actual.

Los cráneos de Xuchang han sido proclamados como el mayor hallazgo de este tipo realizado en China desde el descubrimiento de los fósiles del Hombre de Pekín en Beijing. Los restos de ambas especies están ayudando a llenar las lagunas a la hora de comprender la evolución del ser humano a lo largo de la prehistoria en China.”

Imagen de portada: Cueva de Gough (Public Domain).

Autor: Natalia Klimzcak

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

Imagen de ancient-origins

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