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El milagro de la batalla de Empel

Una batalla decisiva. Un ejército diezmado y acorralado en un monte, sin víveres y a expensas de lo que el enemigo quisiese hacer con él. La suerte estaba echada para aquel tercio español en Flandes y, sin embargo, algo inesperado e inaudito sucedió. Lo ocurrido durante la madrugada y la mañana del 8 de diciembre del año 1585 pasaría a la historia como “el milagro de Empel”.

La Guerra de los Ochenta años

La conocida como Guerra de Flandes o Guerra de los Ochenta años comenzó en 1568 y acabó en 1648. En esta larguísima contienda se enfrentaron las provincias de los Países Bajos contra su soberano, el Rey de España.

 

 

Algunos de los personajes  más influyentes de este importante período histórico fueron, don Juan de Austria, Isabel I de Inglaterra, el Duque de Alba, Guillermo de Orange o Alejandro Farnesio. Se libraron numerosas batallas durante estas ocho décadas, destacando las de Amberes y Ostende, además del famoso asedio de Breda. La batalla de Empel también formó parte de esta prolongada guerra.

Alejandro Farnesio y su papel en la guerra

Durante años se sucedieron los combates en territorio flamenco, cobrándose miles de vidas españolas. Sin embargo, la llegada de ciertos líderes militares, entre los que destacaba Alejandro Farnesio, pareció cambiar el signo de la lucha. Con todo, a pesar de las victorias hispanas, a finales del siglo XVI todavía eran incontables las plazas que se hallaban en poder de los rebeldes, así como las que pedían auxilio a las fuerzas católicas ante la presión enemiga.

Retrato-Alejandro-Farnesio

Retrato de Alejandro Farnesio, Duque de Parma y Piacenza, obra de Otto van Veen (1556-1629) (Public Domain)

Cuando Farnesio recuperó Amberes en el verano de 1585, mandó a sus tercios a la Isla de Bommel, situada entre los ríos Maas (Mosa) y Waal. Por su parte, el almirante rebelde Holak emplazó su flota de 10 navíos entre el dique de Empel y la ciudad de Bolduque – Hertogenbosch, bloqueando por completo a los españoles y dejándolos al alcance de su artillería naval: el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla, no podría resistir la presión por mucho tiempo.

Holak decidió proponer a los españoles una honrosa rendición pero, según cuentan las crónicas de la época, ésta fue la respuesta que obtuvo:

Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos.

Situación desesperada y hallazgo inesperado

Ante tan colosal altanería, Holak no se lo pensó más y decidió acabar con los soldados españoles ordenando abrir las esclusas de los diques del río, situadas por encima del campamento enemigo: inundaría la Isla de Bommel y todos perecerían ahogados. Sin embargo, los españoles dispusieron del tiempo necesario para refugiarse en el único trozo de tierra que permaneció emergido: el minúsculo monte de Empel, sobre el que se pusieron a salvo cerca de 5000 soldados.

El Tercio español de Francisco Arias de Bobadilla se encontraba desplegado en la Isla de Bommel, situada entre los ríos Maas y Waal. (Public Domain)

El Tercio español de Francisco Arias de Bobadilla se encontraba desplegado en la Isla de Bommel, situada entre los ríos Maas y Waal. (Public Domain)

Poco después los rebeldes comenzaron a disparar sobre el monte de Empel, ocupado por los infantes españoles, que esa noche sufrieron el fuego de la artillería y la mosquetería rebeldes hasta la saciedad, hostigamiento que soportaron durante horas. La situación era límite y desesperada: los soldados españoles se encontraban empapados, ateridos y hambrientos, y no disponían de leña seca ni de víveres. Sitiados y rodeados por las tropas enemigas, sin escapatoria posible, los españoles decidieron resistir hasta el final.

En la mañana de aquel sábado 7 de diciembre de 1585, la situación era insostenible: pero entonces sucedió algo que cambiaría el destino de este tercio español. Según cuenta la tradición, mientras se cavaba una trinchera, uno de los soldados se topó con una tabla flamenca en la que había pintada una imagen de la Inmaculada Concepción.  

El hallazgo fue interpretado como una señal divina por los soldados y levantó la moral de la tropa. Colocaron la imagen en un improvisado altar sobre una bandera y, tras rezarle una Salve, recuperaron las esperanzas de escapar con vida de aquella, hasta el momento, trampa mortal.

Acto seguido, Francisco Arias de Bobadilla reunió a sus capitanes y les indicó que al llegar la noche atacarían con barcazas las principales naves de la flota rebelde. Sin embargo, algunos capitanes propusieron matarse unos a otros para no fenecer bajo el fuego enemigo, pero Bobadilla no quiso siquiera sopesarlo, y los arengó y animó para luchar hasta la muerte, encomendando sus vidas a la Inmaculada Virgen María.

Grabado de la Batalla de Empel realizado por Frans Hogenberg y Georg Braun a finales del siglo XVII. (Public Domain)

Grabado de la Batalla de Empel realizado por Frans Hogenberg y Georg Braun a finales del siglo XVII. (Public Domain)

Y se hizo el milagro…

Durante la madrugada del 7 al 8 de diciembre comenzó a soplar un viento gélido y empezó a helar, lo que provocó que las aguas del río Mosa (Maas) se congelasen rápidamente, algo que no había sucedido en Bommel desde hacía muchos años. Entonces, Bobadilla ordenó al Capitán Cristóbal Lechuga que preparase a doscientos hombres para atacar al enemigo: los infantes españoles marcharon sobre el hielo y atacaron por sorpresa los barcos rebeldes al amanecer del 8 de diciembre. Los rebeldes cayeron ante las armas españolas sin posibilidad alguna de reaccionar. Los infantes españoles tomaron numerosos  prisioneros y  capturaron y quemaron todos los  barcos de la flota enemiga.

A lo largo del 9 de diciembre los españoles cargaron contra el fuerte holandés situado a orillas del río hasta conquistarlo, huyendo el enemigo en desbandada. La victoria española fue tan completa que diversas fuentes afirman que el almirante Holak llegó a decir:

“Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro. Cinco mil españoles que eran a la vez cinco mil infantes, y cinco mil caballos ligeros y cinco mil gastadores y cinco mil diablos".

El 8 de diciembre de 1585 la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia. Los extraordinarios sucesos de la batalla se difundieron rápidamente, y los católicos holandeses los calificaron como Het Wonder van Empel, "el milagro de Empel".

“Alegoría de la Inmaculada” (1616), óleo de Juan de Roelas. Museo Nacional de Escultura de Valladolid, España. (Public Domain)

“Alegoría de la Inmaculada” (1616), óleo de Juan de Roelas. Museo Nacional de Escultura de Valladolid, España. (Public Domain)

Imagen de portada: “El milagro de Empel” (2015), óleo de Augusto Ferrer Dalmau. (CC BY-SA 4.0)

Autor: Mariló T.A.

 

Fuentes:

Domingo, Paco. Batalla del milagro de Empel. https://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20empel.html

Villatorio, Manuel P. Empel, el misterioso milagro que evitó la masacre de un tercio español en Holanda. https://www.abc.es/historia-militar/20130817/abci-milagro-batalla-empel-201308151733.html

Tomàs, Joan. El milagro de Empel. https://www.todoababor.es/historia/milagro-de-empel/

Labayen, Javier. El milagro de la Batalla de Empel, 8 de diciembre de 1585. https://www.plataforma2003.org/colaboraciones/54_el-milagro-de-la-batalla-de-empel.htm

Imagen de Green Fairy

Mariló T.A.

Escritora freelance, bloguera y especialista en redes sociales, Mariló trabaja y colabora desde hace años en diversos medios de comunicación online. Apasionada de la naturaleza, los animales, la fotografía, la ecología, el biodinamismo, la espiritualidad, las civilizaciones antiguas, los viajes... Lee mas
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